Hoy fue un día normal de invierno en Alemania. Me dicen que será así (empezo hace una semana) hasta finales de enero o febrero... Entonces, para no contar todos los días por los próximos 3 o 4 meses la misma cosa, hoy les presento un diario fotográfico detallado de cómo será mi vida en mi primer inverno alemán.
Sería chévere si, para hacer más irónico este relato, se lee con una taza de café calientito delicioso, o en un lugar donde haga mucho, mucho calor.
Bueno.
Para los que no han tenido el placer de conocer mi "esquina del escritor", se las presento.
El abanico (ique) ayuda a la circulación de aire caliente. Yo nunca lo prendo porque me da frío. La ruana de Colombia fue regalo para Honey de parte de su familia. Abajo, of course, está la bandera de Colombia que ha recorrido tres continentes conmigo. La mata es de Honey--estoy orgulla de no haberla matado en 4 meses. Se alcanza a ver alguito de nieve... si no fuera porque no hay NADA para comer en esta casa, de verdad que no saldría. Pero ajá. Qué hace una si no hay comida.
Desde esta ventana y desde la ventana de la cocina, esto es lo que se ve:
Esa bicicleta de la pura izquierda es la mía... obviamente hoy no sería un día de bicicleta... Miré la despensa a ver si depronto, quizá, por obra del espíritu santo o algo así en esta época navideña aparecía alguito de comida para no tener que salir. Pero no. Nada que hacer.
A vestirme y a salir... (nada más la vestida me tomó como 10 minutos...) Por pura diversión, sólo para tomarle la foto, fui a ver mi bicicleta. Al abrir la puerta, esto fue lo que vi:
Pero eso no me detuvo...
Allá al fondo... mi bicicleta... pero ahí mismo, abajo...
El rojito que se puede ver arriba es mi abrigo, abajito las rodillas del jean, luego las botas... y luego la nieve, porque los piecesitos están totalmente sumergidos!
Pero ya me tocaba dejarme de juegos, había que salir a conseguir comida, como buena cazadora salvaje que soy. Así que, a quitarme la nieve de encima...
Al salir, la diferencia no fue mucha. Es decir, me "limpié" para nada...
Y ahí empezó mi blanca travesía hacia el supermercado. Note, por favor, querido lector, cómo mi hermoso abrigo rojo se vuelve cada vez más blanco... esa es la nieve. Cada minuto caía más nieve... y más... y más...
Ese es el caminito que los peatones han formado... por supuesto, es el que seguiré yo.
Es impresionante ver los carros--¿cuánto tiempo llevan ahí parqueados? Puede ser un par de días, o puede ser un par de horas... ¡así de tanta nieve ha caído hoy!
Hay que limpiar los carros... este es el procedimiento. Demasiado manual para un país tan tecnológicamente avanzado, no? Ja ja!
Esta es la calle que me toca cruzar para llegar al supermercado.
Pero ahí se acaba el "glamour" de la nieve... porque me toca caminar sobre esto:
Hay gente que sí es valiente, y se atreve a salir en sus bicicletas (como Honey, pero él no es el de la foto...).
Sería chévere si, para hacer más irónico este relato, se lee con una taza de café calientito delicioso, o en un lugar donde haga mucho, mucho calor.
Bueno.
Para los que no han tenido el placer de conocer mi "esquina del escritor", se las presento.
El abanico (ique) ayuda a la circulación de aire caliente. Yo nunca lo prendo porque me da frío. La ruana de Colombia fue regalo para Honey de parte de su familia. Abajo, of course, está la bandera de Colombia que ha recorrido tres continentes conmigo. La mata es de Honey--estoy orgulla de no haberla matado en 4 meses. Se alcanza a ver alguito de nieve... si no fuera porque no hay NADA para comer en esta casa, de verdad que no saldría. Pero ajá. Qué hace una si no hay comida.
Desde esta ventana y desde la ventana de la cocina, esto es lo que se ve:
(las montañitas blancas son carros!)
Esa bicicleta de la pura izquierda es la mía... obviamente hoy no sería un día de bicicleta... Miré la despensa a ver si depronto, quizá, por obra del espíritu santo o algo así en esta época navideña aparecía alguito de comida para no tener que salir. Pero no. Nada que hacer.
A vestirme y a salir... (nada más la vestida me tomó como 10 minutos...) Por pura diversión, sólo para tomarle la foto, fui a ver mi bicicleta. Al abrir la puerta, esto fue lo que vi:
Pero eso no me detuvo...
Allá al fondo... mi bicicleta... pero ahí mismo, abajo...
El rojito que se puede ver arriba es mi abrigo, abajito las rodillas del jean, luego las botas... y luego la nieve, porque los piecesitos están totalmente sumergidos!
Pero ya me tocaba dejarme de juegos, había que salir a conseguir comida, como buena cazadora salvaje que soy. Así que, a quitarme la nieve de encima...
Al salir, la diferencia no fue mucha. Es decir, me "limpié" para nada...
Y ahí empezó mi blanca travesía hacia el supermercado. Note, por favor, querido lector, cómo mi hermoso abrigo rojo se vuelve cada vez más blanco... esa es la nieve. Cada minuto caía más nieve... y más... y más...
Me encanta tomarle fotos a las bicicletas, porque la nieve se acumula en cualquier lugarcito donde alcance a posarse.
Ese es el caminito que los peatones han formado... por supuesto, es el que seguiré yo.
Es impresionante ver los carros--¿cuánto tiempo llevan ahí parqueados? Puede ser un par de días, o puede ser un par de horas... ¡así de tanta nieve ha caído hoy!
Hay que limpiar los carros... este es el procedimiento. Demasiado manual para un país tan tecnológicamente avanzado, no? Ja ja!
Esta es la calle que me toca cruzar para llegar al supermercado.
Hay gente que sí es valiente, y se atreve a salir en sus bicicletas (como Honey, pero él no es el de la foto...).
Y hay gente más inteligente que yo--o más acostumbrada a este clima que yo--y sí sale preparada...
Con esta máquina limpian las calles peatonales importantes; obviamente, la calle en la que yo vivo no es una calle peatonal suficientemente importante para merecer limpieza. Pero eso no importa, ¡porque es más divertida!
Así limpian las calles menos concurridas:
Ya en este momento sabía que era hora de volver a casa...
Al entrar a la casa, me tocó tener mucho cuidado de sacudirme para no llenar todo el apartamento de nieve.
Así serán los próximos meses de mi vida--blancos, fríos, silenciosos... siempre y cuando esté bien vestida--como estuve hoy--va a ser una delicia vivir en Alemania en invierno.
ay mijita... yo cuando estuve en la "germany", me toco igualito.. así que te uedo entender total... lo más impresionante es ver como hasta la barbilla ... me dolía de FRIO!!!! jajajaja y bueno la naríz se me caía.!
ReplyDeleteun beso desde los 25 grados celsius que tengo en el Distrito Federal , MEX . !
Las fotos estan excelentes, describen muy muy bien como estan viviendo y como es la vida por alla.! .. Los sitios se ven como las bolas de cristal de navidad que tienen una casita con nieve adentro que se mueve. jjaja. Buena idea conseguirte el paraguas para no quedar blanca como la bicicleta!!! ... y con tez blanca... quedas como blanca nieves.
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